Arquitectos: Darío Álvarez Álvarez y Miguel Ángel de la Iglesia Santamaría.
Arquitectos colaboradores: Sagrario Fernández Raga, Laura Lázaro San José, Carlos Rodríguez Fernández, Leonardo Tamargo Niebla, Ana Elisa Volpini Gilabert, Flavia Zelli.
Arquitecto técnico: José Ramón Galache Hernández.
Constructor: Tecton Edificación y Obra Civil SL
Promotores: Diputación de Ávila y Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León
Fotografías: Álvaro Viera
La Villa Romana de El Vergel está situada a las afueras de la población de San Pedro del Arroyo, Ávila. Se trata de un conjunto de grandes dimensiones que alberga mosaicos de gran valor, parcialmente enterrado debajo de la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol y del cementerio. La intervención en la villa se ha planteado por fases, a partir de una estrategia proyectual que consiste en la construcción de una pasarela que genera el recorrido por el interior de la villa, a la que se pueden ir conectando diferentes pabellones, construidos de forma separada, protegiendo los mosaicos de manera independiente, evitando así la construcción de la gran nave cubriendo toda la villa que, además de ser poco sostenible, anula por completo la presencia de la villa en el paisaje.
En la Fase I se ha realizado el vallado perimetral de protección de la villa mediante chapa ondulada micro-perforada. En la Fase II se ha construido el acceso general a la villa y la pasarela completa que permite el recorrido accesible por el interior de la villa; la pasarela se ha realizado mediante elementos modulares de hormigón prefabricado, que permiten la reversibilidad y aseguran la durabilidad y la ausencia de mantenimiento.
En la Fase III se han construido los dos primeros pabellones: un Pabellón de Visitantes, con una zona de recepción y exposición que ocupa parcialmente el espacio de las termas de la villa, con un gran hueco acristalado que reproduce el ancho original de la puerta de entrada a la piscina; el resto del pabellón contiene dos de los mosaicos; el segundo pabellón protege íntegramente el mosaico de Meleagro, el más importante de la villa, en cuya escena central aparece el héroe mitológico matando al jabalí de Calidón. Los pabellones “completan”, en cierto sentido, la ruina, dando mayor información al visitante al recuperar el espacio interior de las estancias. Para ello, se construye una doble fachada que reproduce las caras interior y exterior del antiguo muro romano, así como su espesor original: la cara exterior se realiza mediante la misma chapa ondulada micro-perforada de la valla, mientras que la cara interior es un cerramiento continuo de “u-glass”. Entre las dos caras se sitúa la estructura de acero; todo ello apoyado sobre módulos reversibles de hormigón prefabricado, colocados sobre el saqueo del muro romano. La luz difusa y la abstracción formal de estos espacios permiten establecer una distancia crítica entre la estancia moderna y la estancia original romana, al tiempo que invitan al visitante a experimentar estos fragmentos de la villa como lo que realmente fueron: habitaciones interiores. De esta forma el visitante pasa, durante la visita, del exterior al interior, pero sin perder nunca el sentido de la ubicación de la villa en el paisaje.