LUX AETERNA. La catedral de León está construida en piedra, pero la materia fundamental que configura su espacio es la luz, atemporal, eterna. Luz, piedra y color construyen a lo largo del tiempo la experiencia visual de uno de los templos góticos más importantes de España, un elogio a la fragilidad que, como contrapartida, conlleva importantes problemas de conservación y protección, como el que se plantea en la portada occidental. La imagen de dicha portada es insustituible y cualquier elemento arquitectónico añadido produciría una alteración de la memoria del edificio y de los habitantes de León. Esto nos lleva a una solución innovadora y respetuosa, capaz de proteger y de preservar al completo la rica belleza del pórtico, y al mismo tiempo a generar nuevas relaciones visuales y conceptuales con el importante entorno urbano.

CORREDOR. A partir de una rigurosa lectura histórica, se recupera el corredor superior del pórtico, construido según el proyecto de Juan López en 1566 y cuya demolición en el siglo XIX ha generado problemas de humedad en el templo. Al recuperar este corredor, mediante un nuevo elemento acabado en bronce, se remata el pórtico, restaurando el orden arquitectónico perdido, devolviendo sus proporciones y su esbeltez.

TELAS. La protección solar y de la climatología adversa se lleva a cabo mediante dos tipos de telas especiales que se deslizan, mediante unas guías, por los soportes de madera, vinculándose a una tradición muy arraigada, que hoy en día se mantiene en el tiempo con el desfile de pendones durante las festividades más importantes de la ciudad. Las guías de los nuevos soportes permitirían, en ocasiones especiales, añadir pendones al propio pórtico, estableciendo una mayor vinculación con la ciudad. Estos lienzos, a su vez, podrían servir como soporte de proyección de imágenes a través de la luz, recuperando los diferentes tiempos y memorias de nuestra catedral. La mayor parte del tiempo los lienzos estarían recogidos, por lo que se mantendría intacta la imagen del pórtico.

MÁSTILES. Al igual que los citados pendones, las lonas se deslizan por unos mástiles realizados en madera maciza, con unas guías de bronce embutidas; las guías generan un efecto de estrías similar al que se produce en los mástiles de los citados pendones para aligerar su peso. Estos mástiles, que no soportan acciones portantes, se separan ligeramente del pórtico y se anclan al frente del nuevo corredor, saliendo incluso por encima, con su forma apuntalada rematada también en bronce, evocando los remates del antiguo corredor. En el caso de los pendones los mástiles pueden llegar a tener 15 metros de altura, como el de Santa Marina del Rey. La parte inferior y el remate superior se acaban en bronce.

TECNOLOGÍA INTELIGENTE. Se plantea una solución tecnológica inteligente, llevada a cabo mediante unos sensores ubicados en la cubierta-terraza del pórtico que activarían el sistema de deslizamiento parcial o, incluso, total de los lienzos según la situación exterior, dependiendo de las condiciones climáticas, y totalmente reversible, que se contiene en el elemento de remate superior y ofrece la posibilidad de combinar diferentes grados de protección, de transparencia y de visibilidad.